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lunes, 7 de abril de 2008

Presos de la cárcel de Palencia cobran nóminas de 18 euros por 30 días de trabajo

La Inspección de Trabajo acudió esta semana a la prisión para investigar las denuncias de los internos.Instituciones Penitenciarias niega la existencia de estos salarios y dice que se aplica la legalidad.Oscuros como habitación de difunto, los salarios de los presos que trabajan allí dentro son de pena. Llegó el final de mes, A. tachó otro palito en el patio, miró ávido la nómina y asomó una limosna de escolar: 18,83 euros. «Estamos como en las plantaciones de esclavos de América».No es sólo A. Reclusos de la prisión de Dueñas (Palencia) cobran nóminas que no llegan a los 19 euros por 30 días de trabajo dentro de la cárcel de lunes a domingo. Los internos, que son reclutados voluntariamente para el economato, los talleres o para labores de carpintería, denuncian que son obligados a trabajar el día entero y en días festivos bajo la amenaza de despido.Cuando un interno decide ponerse a trabajar en prisión, porque así lo aconseja el programa individualizado de tratamiento, suele acabar consiguiendo una valoración positiva que puede posibilitar mejoras en lo referente a los permisos y al progreso a tercer grado. De ahí la importancia que le dan los reclusos a la ocupación laboral: es la primera llave para ir abriendo las 20 puertas que hay detrás.Las nóminas de la vergüenza, en expresión de los propios reclusos, reflejan unas remuneraciones tan exiguas como llamativas son las condiciones. En el apartado de «días trabajados» al mes, aparece la cifra de «30». El de «días de baja» está en blanco. Se trata de trabajos «por producto». Las retribuciones son de 18,83, 69,11 o 84,83 euros.Los internos se quejan de una «explotación laboral, inhumana, vejatoria y degradante». Según su testimonio, trabajan la jornada completa de lunes a domingo, «cuando la prisión sólo cotiza media jornada». El abuso es mayor con los presos inmigrantes: exponen en una carta y con profusión de datos el caso de un recluso rumano que trabajó tres meses sin cobrar ni un solo céntimo.«En la práctica es habitual que no se respete el derecho al descanso semanal de día y medio ininterrumpido, y se trabajan más horas de las que se abonan y por las que se cotiza», denuncia Valentín Aguilar, abogado de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía. «Instituciones Penitenciarias no sólo sigue sin lograr que la mayoría de los presos pueda acceder a una experiencia laboral en prisión, sino que, además, de algún modo juega con ellos: un preso exigente en sus derechos suele ser cesado».La Inspección de Trabajo se ha hecho eco de las denuncias de los presos y esta misma semana ha estado en la prisión de Dueñas, donde hay en torno a 350 internos haciendo trabajos remunerados.«Los reclusos, lógicamente, siempre ansían cobrar lo más posible. Pero para ellos trabajar es lo primero», comenta Jesús Hernando, director de la cárcel.Si bien la Ley Orgánica General Penitenciaria (LOGP) recoge que la retribución será «conforme al rendimiento, categoría profesional y clase de actividad tomando como referencia el Salario Mínimo Interprofesional» (SMI), la realidad le hace burla a la norma. Porque el SMI en España es de 600 euros.En la cárcel, los salarios son tan bajos que, en la práctica, los presos que han cotizado lo suficiente para acceder al paro cobran menos que quienes se acogen al subsidio de excarcelación. No existe la protección de incapacidad temporal de enfermedad común. Si uno está de baja, no cobra.Tanto el acceso a los puestos de trabajo, como la promoción, la categoría o el sueldo de un preso que trabaje en prisión dependen del Organismo Autónomo de Trabajo y Formación para el Empleo (OATFE), que está adscrito al Ministerio de Interior, y de la propia cárcel. Según fuentes de Instituciones Penitenciarias, en la actualidad hay unos 11.800 internos que tienen una ocupación laboral entre rejas, el 40% de los que están en disposición de trabajar. Sus tareas van desde servicios en la propia prisión hasta encargos de todo tipo para empresas o instituciones de fuera: cableados de coche, piezas de electricidad, maderería...Los módulos de trabajo (salario por hora en cada área) son fijados por la citada OATFE. Las vigentes tablas de retribuciones van desde los 2,49 euros a la hora en el economato, por ejemplo, hasta los 3,62 que cobran los que trabajan en carpintería metálica.«Esto es un inframundo, les dan trabajo a costa de la indignidad, de generar una esclavitud», señala la abogada Pilar Guerrero, especialista en temas carcelarios. «Da lo mismo que sea legal, es profundamente injusto».Desde Instituciones Penitenciarias se negó la existencia de nóminas como la reproducida junto a estas líneas y se insistió en la legalidad de un sistema que genera soldadas de miseria. «Esto no es una factoría donde se busque la productividad, porque el 15% de los internos no trabajó nunca», señala Antonio Puig, gerente del OATFE. «Nóminas de 18 euros con 30 días trabajados no existen bajo ningún concepto».Es el real decreto 782/2001 el que regula la relación laboral de carácter especial de los penados, un pozo legal en el que los reclusos no están protegidos por la figura del despido improcedente ni gozan de la legislación laboral común, salvo en contadísimas cuestiones. La finalidad es «la futura inserción laboral», el trabajo del penado «deberá ser productivo y remunerado», los internos tienen derecho al «descanso semanal de día y medio ininterrumpido» y a la «consideración debida a su dignidad», la remuneración será conforme al «número de horas realmente trabajadas» y al «rendimiento», para «la determinación de la retribución se tomará como referencia el SMI» y la extinción de la relación laboral «se acordará por el director».«Estuve en la prisión de Córdoba trabajando en una nave de carpintería industrial dos años», nos cuenta el ex recluso E. mientras arregla su moto de mensajero. «Nos daban 300 euros. Nos parecía poco, así que hablamos con el encargado para pedirle aumento de sueldo». Al poco tuvieron respuesta institucional, vaya que si la tuvieron. Varios cabecillas de la revuelta obrera fueron a ver qué era. Pasen, pasen. Una voz de cerrojo les contestó: «Si no os gusta, ahí tenéis el patio».-153 RECLAMACIONES EN 2007.Varias sentencias avalan ya la lucha de los reclusos por sus derechos laborales. De las 153 reclamaciones de presos que recibió la autoridad penitenciaria el pasado año, sólo seis acabaron con un fallo contra la Administración.Fue María Lourdes Arastey Sahún, magistrada de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, la que dictó un fallo histórico por el que reconocía el derecho de los internos a recibir un sueldo, no ya sólo ajustado al Salario Mínimo Interprofesional, sino conforme a convenio. Se ponía patas arriba el sistema. El Tribunal Supremo acabó por laminar aquella marea que subía haciendo espuma.Una sentencia del 11 de enero de 2005 y otra del 9 de julio de 2007 del Juzgado de lo Social número 3 de Córdoba condenaron a la prisión de la ciudad a admitir a sendos trabajadores. Ambos fueron cesados con el único argumento de que «incumplían los deberes laborales básicos». Decía uno de los fallos que los actos administrativos «han de ser motivados», so pena de «otorgar a la Administración una patente de corso para ejercer sus facultades de manera incontrolable e incontrolada».

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