La Nación Costa Rica - Costa Rica
“Yo estoy muerto en vida porque solo me queda hablar con las paredes. Además, si lloro, nadie me escucha…”, afirma este hombre tatuado y con cuerpo de gladiador gracias a ejercicios con pesas hechizas o rutinas con los barrotes.
Tiene la mirada angustiante de un animal enjaulado.
Tiene la mirada angustiante de un animal enjaulado.
En tres zancadas agota el “patio” de la celda donde se encuentra y entonces agita sus musculosos brazos para entrar en calor porque si hay algo en esta fortaleza de concreto es frío, un frío que congela los huesos y el alma.
“Esto es el cementerio de los muertos vivientes…”, dice Carlos Enrique Chavarría Montero, de 35 años, quien ingresó por primera vez a prisión cuando tenía 17, según dice, “por las malas juntas y las malditas drogas...”.
“Me creía el dueño del mundo, la mamá de Tarzán...”, lamenta este condenado a ocho años de cárcel por robo y narcotráfico....
“Esto es el cementerio de los muertos vivientes…”, dice Carlos Enrique Chavarría Montero, de 35 años, quien ingresó por primera vez a prisión cuando tenía 17, según dice, “por las malas juntas y las malditas drogas...”.
“Me creía el dueño del mundo, la mamá de Tarzán...”, lamenta este condenado a ocho años de cárcel por robo y narcotráfico....
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