Entre el miedo y la libertad
Las Provincias
Un dilema se le planteó el jueves a José García. O ponerse una de las pulseras de seguimiento que se conceden a algunos presos de tercer grado o seguir durmiendo en el centro de reinserción de Picassent en vez de hacerlo en casa. En circunstancias normales, dice, no se lo hubiera pensado, «pero me niego a llevar pulsera porque llevo marcapasos, estoy enfermo del corazón y los cardiólogos me dicen que los aparatos electrónicos puede perjudicarme»...
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Un dilema se le planteó el jueves a José García. O ponerse una de las pulseras de seguimiento que se conceden a algunos presos de tercer grado o seguir durmiendo en el centro de reinserción de Picassent en vez de hacerlo en casa. En circunstancias normales, dice, no se lo hubiera pensado, «pero me niego a llevar pulsera porque llevo marcapasos, estoy enfermo del corazón y los cardiólogos me dicen que los aparatos electrónicos puede perjudicarme»...
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