Público
Todo preso tiene el mandato casi divino de intentar fugarse. Al menos, eso dicen, aunque a la vista de los datos que manejan en Instituciones Penitenciarias, los 75.000 que se encuentran recluidos en cárceles españolas se aplican poco a ello. Desde 2005, sólo se han registrado 13 fugas y casi todas han acabado con los reclusos de nuevo entre rejas. A ellas hay que sumar los quebrantamientos de condenas por el facilón método del no vuelvo después de un permiso, aunque tampoco son muchos: sólo un 0,6% de estos beneficios penitenciarios acaba con la celda vacía sin previo aviso. ...
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