Prisioneros de la injusticia

Prisioneros de la injusticia
Gente Digital

Condenados, encarcelados, olvidados e inocentes. Esta es la realidad de los prisioneros de la injusticia. Entre rejas y conscientes de su inocencia esperan pacientemente la llegada de las pruebas que les exculpen de las acusaciones que les han privado de su libertad. Rafael Ricardi sabe muy bien que significa quemar su vida en prisión por un delito que nunca cometió. Lejos quedan ya los trece años que pasó en la penitenciaria salamantina de Topas, pero el recuerdo se mantiene intacto.

Ricardi fue condenado en agosto de 1995 a dieciocho años de cárcel acusado de un delito de violación en el Puerto de Santa María, en Cádiz. El informe de ADN, elaborado en 1995 y que fue una de las pruebas condicionantes del fallo del Tribunal, "no era concluyente y en cambio la sentencia lo recoge de manera contundente", lamenta su abogada Antonia Alba. Caro le costó a Ricardi su extravismo. La víctima en sus declaraciones destacó "un defecto muy peculiar en la vista" de uno de sus agresores. "En la rueda de reconocimiento Ricardi era la única persona que presentaba una anomalía en los ojos", denuncia Alba. Desde el principio estaba condenado.. ...